Carta publicada el jueves 9 de septiembre de 2021 por El Mercurio.

Señor Director:

En su respuesta de ayer, el profesor Renato Cristi identifica a lo público con el Estado y a la sociedad civil con el mercado. Me temo que en este punto reside el núcleo central de nuestra discrepancia. Por un lado, como advirtió Hannah Arendt luego del horror totalitario, en el mundo moderno el ámbito público es necesariamente el lugar de la pluralidad y esta, guste o no, emana de las asociaciones intermedias; no del aparato burocrático. Justamente porque “la maquinaria estatal puede anular el bien individual” sería un severo error restringir lo público —lo de todos— al Estado.

Por otro lado, al describir la sociedad civil de ese modo, reduciéndola a los agentes económicos tal como cierta ortodoxia neoliberal, Cristi pierde de vista un vasto elenco de agrupaciones que configuran nuestra vida común. Solo por indicar algunos ejemplos, ni las familias, ni las corporaciones educacionales, ni los sindicatos, ni las iglesias (ni la Universidad de Yale, que él mismo menciona) calzan particularmente bien con dicha descripción.

Por último, coincido con el profesor Cristi en que resulta necesario evitar la “dictadura de la economía” y buscar una mayor “claridad conceptual” en estas materias. Precisamente por ese motivo, sin embargo, conviene abandonar las dicotomías hegelianas y distinguir entre Estado, mercado y sociedad civil, “tercer sector” cuya existencia hoy muy pocos podrían negar de manera fundada. Solo aceptando esta elemental distinción podremos reconocer la diversidad social e institucional característica de nuestro mundo.