Carta publicada el lunes 23 de agoto de 2021 por El Mercurio.

Señor Director:

Katherine Martorell, debutando en una entrevista como vocera de la campaña presidencial de Sebastián Sichel luego de dejar el Gobierno, declaró que “hay que tener menos diagnóstico, menos escritorio… mucha más calle, mucha más comprensión y levantar todas esas ideas y hacerlas posibles”.

La idea reproducida por la vocera no es otra que la del inveterado antiintelectualismo de cierta derecha. El desprecio por las ideas y por la reflexión, y la pretensión de un acceso directo y sin mediaciones al “sentido común” (que extrañamente coincide con los prejuicios de quienes apelan a él). Los dogmáticos, para evitar la discusión, acusan de enajenados a los “intelectuales”.

Esta disposición irreflexiva ha sido uno de los componentes centrales de todos los errores del actual gobierno. Es parte de la filosofía política del propio Presidente, pero también del equipo de ministros que ya había perdido el rumbo antes del estallido. Basta revisar los escritos de José Ramón Valente o Gerardo Varela.

Yo invito a Martorell, por lealtad con la campaña del candidato que ganó las primarias de Chile Vamos prometiendo renovación política, a abandonar el desprecio por las ideas. Si algo necesita la centroderecha que va emergiendo es un diagnóstico contundente, que le permita construir propuestas sólidas y una visión de país compartida por distintos sectores, en vez de guiarse en la oscuridad por los propios prejuicios, pensando que son la voz de mayorías silenciosas. La renovación política no consiste en poner rostros jóvenes a decir lo mismo, sino, justamente, en transformar la amplitud y profundidad de nuestra visión para ofrecerle al país un mejor futuro. Es un camino sin atajos.