Carta publicada el sábado 21 de agosto de 2021 por El Mercurio.

Conviene reparar en el debate que ayer destaca su “Crónica Constitucional”, sobre los “lineamientos generales orientadores” de la nueva Carta Fundamental que la Convención propondrá al país. La apuesta, en principio, parece sensata, en la medida en que ayude a deliberar sobre sus objetivos en cuanto ley fundamental de la república. Sin embargo, se observan dos riesgos importantes.

El primero consiste en la indeterminación y uso de estos lineamientos. Ellos podrían prestarse fácilmente para eslóganes o consignas que, en vez de favorecer la deliberación, la terminen dificultando. Por ejemplo, si cada constituyente toma esta ocasión como una oportunidad para ir y clavar sus respectivas banderas de campaña, será improbable configurar un proyecto constitucional ampliamente compartido. Estos lineamientos, entonces, deberían pensarse como una oportunidad para buscar los puntos comunes y no para subrayar las diferencias o particularidades de cada sector o convencional.

En ese sentido, el segundo peligro es que, luego de aprobados esos lineamientos (por mayoría simple en el pleno), ellos se intenten instalar como ejes inamovibles para el trabajo posterior de la Convención. Al iniciar el debate acerca de tales lineamientos en la subcomisión, se dijo que ellos serían meras orientaciones, pero acto seguido se rechazaron las indicaciones que buscaban explicitar su carácter no vinculante.

En suma, quizá se trató de un triunfo táctico para sus promotores, pero nada indica que estas maniobras contribuyan a generar los grandes acuerdos transversales —los dos tercios— que supone el éxito del proceso constituyente.