Carta publicada el martes 11 de mayo de 2021 por El Mercurio.

Señor Director:

En su entrevista de ayer, Cristóbal Bellolio propone un sugerente sistema electoral mixto para los diputados y senadores. Ante la fragmentación del paisaje político, su apuesta es avanzar hacia distritos uninominales más pequeños e incorporar un factor mayoritario. Se trata de un planteamiento muy pertinente, pues urge no solo acercar la política a la ciudadanía, sino también favorecer las mayorías parlamentarias. En efecto, que los gobiernos —del color que sean— puedan llevar adelante sus programas resulta crucial para destrabar la pugna entre el Ejecutivo y el Congreso.

Sin embargo, la pregunta inevitable es por qué Bellolio y otros candidatos e intelectuales creen que todo lo anterior supone terminar con el régimen presidencial. Es factible propiciar gobiernos de mayoría dentro del presidencialismo, precisamente modificando el sistema electoral e implementando otras reformas. Por ejemplo, posponer la elección de diputados y senadores para la segunda vuelta presidencial, fijar un porcentaje mínimo de votos para que las distintas fuerzas tengan representación parlamentaria, etcétera.

La interrogante cobra especial importancia a la luz de la crisis que explotó en octubre de 2019. Si algo caracteriza nuestra situación es la desconfianza respecto de las élites y, en particular, de las dirigencias partidarias. En este contexto, ¿conviene quitarles a los ciudadanos la elección del jefe de gobierno para trasladarla a las cúpulas partidistas? Chile necesita gobiernos de mayoría, pero también legítimos y fácilmente comprensibles para la población. En ese sentido, reformar el presidencialismo, ampliamente arraigado en la sociedad chilena, parece una alternativa más segura y sustentable en el tiempo.

Claudio Alvarado R.
Director ejecutivo IES