Carta publicada el lunes 15 de marzo de 2021 por La Tercera:

Señor director:

El gobierno ha dado pie atrás en su restrictiva aproximación a las actividades de culto en fase 2. Lo ha hecho, sin embargo, fijando un tope a priori, en este caso de 10 personas en espacios cerrados, sin atender al aforo fijado según tamaño (como para otras actividades).

Al mismo tiempo, el gobierno deja entrever que esta decisión se funda en especial predilección por los cristianos, aludiendo a la cercanía de Semana Santa. El absurdo es patente: en la retórica se manifiesta tal predilección, y en los hechos se fijan criterios que quedan por debajo del trato equitativo.

Tal vez quepa recomendar, para los hechos y las palabras, una algo más simple y equitativa formulación de John Locke: “Lo que les es permitido a los súbditos para el uso ordinario ni es ni puede ser prohibido en una asamblea religiosa”.