Carta publicada el sábado 27 de febrero de 2021 por El Mercurio.

Sr. director:
Ante la idea de sufragar durante dos días consecutivos en las elecciones fijadas para el 11 de abril —constituyentes, gobernadores, alcaldes y concejales—, todavía no se comprende la amenaza que significaría esta medida para la legitimidad del proceso. La legitimidad es un concepto dinámico y difícil de delimitar, pero es indudable que se juega en múltiples variables, no sólo en el volumen de ciudadanos que concurren a emitir su voto.

Entre esas variables, la más relevante, y por la que Chile destaca a nivel mundial, es la seguridad de que se respetan las reglas básicas del proceso eleccionario. ¿Sería posible mantener esa percepción con las urnas “durmiendo” en los locales de votación? En las circunstancias actuales, ¿está nuestro país realmente preparado para resguardar los votos durante toda una noche, a lo largo y ancho del territorio?

Es indispensable tomarse muy en serio estas preguntas, sobre todo considerando que, ante la necesidad de evitar aglomeraciones y demoras excesivas, se han propuesto otras alternativas. Por ejemplo, duplicar las mesas, extender la jornada en un solo día, ampliando significativamente los horarios, o derechamente posponer las elecciones municipales para el 9 de mayo (día fijado para la segunda vuelta de gobernadores regionales). Hasta ahora, no se entiende por qué optar por la medida que anticipa más denuncias de irregularidades, dañando severamente la legitimidad del proceso. Hoy Chile no puede correr ese riesgo.