Carta publicada el domingo 1 de noviembre de 2020 por El Mercurio.

Señor Director:

Agradezco la respuesta de Leonardo Moreno defendiendo la posición de Benito Baranda. Sin embargo, discrepo con sus razones. El “buenismo” es una forma de capitalismo moral, que consiste en buscar la ganancia de la opinión bienpensante, sin hacerse cargo de las externalidades negativas de dicha posición.

En este caso particular, el precandidato Baranda ha promovido considerar la motivación política de actos delictivos como una eximente de responsabilidad penal. Y yo he señalado que dicha propuesta es injusta y arbitraria. Primero, porque validar la violencia política como forma de interacción es incompatible con la democracia, que se sostiene justamente en su exclusión. Y, segundo, porque si la demanda es por mayor justicia procesal y carcelaria, ella debe ir en beneficio de toda la comunidad penitenciaria y no solo de un grupo elegido a dedo.

Por otro lado, en el plano de las consecuencias, he señalado que el precandidato omite que el violentismo en el centro de Santiago parece haber efectivamente disminuido, al menos en parte, gracias a que se apresó a muchos de sus actores principales (lo que validaría empíricamente el criterio de los jueces al aplicar la prisión preventiva) . Y que liberarlos implicaría su probable retorno, tal como parecen esperar el PC y la ultra, que son los únicos aliados políticos de Baranda en esta cruzada. ¿También cree Benito Baranda que le hace bien la extorsión de la violencia callejera al proceso electoral y constituyente? ¿Qué les dice a los vecinos y comerciantes del centro de Santiago que han visto sus vidas en extremo dañadas por dicha violencia?

En suma, lo que reprocho al precandidato Baranda no es tener propuestas, sino dejarse arrastrar por las corrientes de opinión, en vez de tratar de conducirlas de manera responsable.