Carta publicada el domingo 11 de octubre de 2020 por La Tercera.

Señor Director:

Varios de los que condenaron la violencia del viernes guardaron silencio o justificaron hechos similares hace unos meses. Este cambio de opinión es una buena noticia, sin embargo, también revela que en algunos casos la empatía por las causas que desencadenaron la violencia del año pasado era puramente instrumental. Mientras podían interpretarla como un respaldo a sus propias agendas políticas, la violencia era entendible –hasta legítima–, y quienes la provocaban eran chilenos que por fin habían despertado después de décadas de abuso. Ahora, a dos semanas del plebiscito y cuando la discusión constitucional claramente no logra encauzar todo el malestar ciudadano, los del viernes son vándalos que solo buscan destruir.

Es urgente que nuestra clase política logre acuerdos comunes respecto de la violencia que no estén condicionados por la contingencia. Solo así podremos sortear de buena forma una crisis que, a todas luces, no termina el 25 de octubre.