Carta publicada el lunes 26 de octubre de 2020 por La Segunda.

Señor Director:

Iniciar un proceso constituyente con amplio respaldo ciudadano tiene enormes virtudes, pero también implica desafíos. No podemos olvidar que las constituciones son herramientas limitadas, que organizan y distribuyen el poder político. Por tanto, una nueva carta fundamental no será suficiente para abordar todas las causas de nuestra crisis. Es trascendental, entonces, que los parlamentarios sigan diseñando políticas públicas que permitan enfrentar el malestar. Aunque las leyes tampoco solucionarán todas sus dimensiones –hay asuntos, como la igualdad de trato, que no están solo en manos del Estado–, el trabajo parlamentario no debe ser absorbido por la discusión constitucional.

Lo anterior se vuelve todavía más relevante si consideramos el fracaso de la convención mixta. Si nuestros parlamentarios quieren proteger el proceso constituyente –y, de paso, volver a legitimarse con la ciudadanía– deben asumir desde hoy que no fueron ellos los llamados a escribir una nueva Constitución. Esperemos que estén a la altura de las circunstancias.