Carta al director publicada el viernes 2 de octubre de 2020 por La Segunda.

Señor director,

De no mediar la pandemia, el plebiscito constitucional de entrada habría sido en abril y no en octubre. Ahora bien, la cercanía entre la consulta y el primer aniversario del estallido social quizá permita clarificar la postura de varios actores políticos ante un eventual resurgimiento de la violencia.

Si el sistema político quiere optar decididamente por el camino institucional que supone el plebiscito, resulta indispensable trazar una línea clara entre esa opción y los actos de fuerza. Un aumento en la conflictividad pocos días antes del 25 de octubre no solo significaría un riesgo en sí mismo, sino que levantaría serias dudas sobre la posibilidad de desarrollar un proceso constituyente bajo las condiciones mínimas que requiere una deliberación de esa naturaleza. No debemos olvidar que algunos honorables han llamado a “más presión de la calle para que la clase política trabaje en torno a las decisiones populares”.

En este contexto, conviene recordar el imperecedero llamado que hiciera Hannah Arendt en “Sobre la violencia”: allí donde campea la fuerza no es posible la verdadera política.