Carta al director publicada el martes 9 de junio de 2020 por El Mercurio.

Señor Director:

El debate público en Chile se ha visto dominado el último mes por la necropolítica: la lucha entre simpatizantes y detractores del Gobierno se ha convertido en una disputa sobre cómo contar a los muertos vinculados al Sars-Cov-2. El mundo oficialista lucha para que sean los menos posibles, mientras que la oposición intenta inflar los datos todo lo que se pueda. La politización de este asunto ha llegado a extremos ridículos de agresividad y de mala fe, como en el caso de quienes han acusado al Gobierno de “esconder muertos”.

Esta polémica se alimenta del hecho de que nadie muere directamente por coronavirus, sino por un cuadro (conjunto de síntomas) llamado covid-19 que puede desarrollarse a partir del virus. Al igual que no todo paciente con VIH desarrolla Sida, no todo paciente con Sars-Cov-2 genera covid-19. De esto se deriva una amplia gama de posibilidades: se puede morir con coronavirus (PCR positivo sin síntomas), se puede morir por covid-19 (PCR positivo más síntomas) y se puede morir con varios síntomas similares atribuibles al covid-19 (síntomas con PCR no-concluyente, pendiente o sin PCR).

Dada la politización del conteo de muertos, parece muy necesario que se distinga —en los informes y en los medios de comunicación— entre los distintos tipos de muerte que se están contando, asumiendo que distintos criterios darán distintos resultados. Esto podría detener el pimponeo político estéril de cifras mortuorias, y liberar espacio para discusiones más relevantes relativas a quienes siguen vivos, como, por ejemplo, las distintas razones por las cuales las medidas de confinamiento extremo no están siendo respetadas por buena parte de la población. Más aún ahora, que el invierno se acerca.

Nicolás Martorell
Economista UC

Pablo Ortúzar M.
Investigador IES