Carta publicada el viernes 3 de abril por La Segunda

La desafiante actitud de algunos alcaldes con el Ejecutivo no se explica solo por diferencias con las medidas que ha tomado el gobierno para enfrentar el Covid-19. Según los jefes comunales, ellas serían el reflejo de dos problemas que han persistido por décadas: la desigualdad entre comunas pobres y ricas, y la falta de coordinación entre los municipios y el gobierno central.

Superar estas dificultades implica años de trabajo y un compromiso del Estado sostenido en el tiempo. En otras palabras, el histórico abandono del gobierno central a los gobiernos locales no es un asunto que podamos resolver en medio de una pandemia. Desde luego, esto no obsta a que el Ejecutivo esté obligado a fortalecer los canales de comunicación y mantener un diálogo armónico con ellos. Sin embargo, las autoridades municipales también deben poner de su parte. Las reacciones airadas, las decisiones sanitarias sin base que las respalde, o la entrega de información por fuera de los conductos regulares, no aportan y solo aumentan la incertidumbre.

Cuando esto pase y volvamos al proceso constituyente, podremos discutir cómo repartir las competencias y recursos entre el poder central y los gobiernos locales, y decidir en qué nivel territorial debe radicar el manejo de este tipo de situaciones (nacional, regional o comunal). Ahora debemos hacer frente a la catástrofe con las herramientas que tenemos: la verticalidad es esencial en tiempos de pandemia y quien está hoy a la cabeza, nos guste o no, es el gobierno central. Hay que enfocarse en aunar fuerzas.