Carta al director publicada el 19 de marzo de 2020 por La Segunda

El cierre de colegios ha sido una de las primeras medidas para enfrentar la pandemia de
Covid-19 en nuestro país. Reconociendo la idoneidad de esa decisión, parece fundamental
que los establecimientos educacionales tomen consciencia de las implicancias que ello
genera. En los últimos días, muchos padres han manifestado agobio por el exceso de
tareas y actividades enviados por los profesores para mantener la educación en las casas,
que vienen a sumarse al esfuerzo por llevar el hogar y trabajar a distancia.

En ese sentido, vale la pena convocar a los colegios (y también a los padres que lo
exigen) a asumir que la enseñanza no podrá seguir de la misma manera en este tiempo; en
otras palabras, no se puede trasladar el colegio a la casa, partiendo por el hecho de que
los padres están lejos de manejar las herramientas de los docentes. Quizás tiene más
lógica aprovechar la ocasión para descubrir qué otras cosas pueden aprenderse en este
escenario: que los niños colaboren en las tareas del hogar, que teniendo a sus padres en
casa sean capaces de desarrollar su autonomía, que vuelvan a descubrir nuevas formas de
jugar en tiempos donde la tecnología impacta con tanta fuerza la creatividad de la
infancia.

Es de esperar que profesores y colegios, lógicamente preocupados por el vacío que
este escenario pueda implicar, descubran el modo no tanto de asegurar que los niños
incorporen todos los contenidos que deben, sino de disminuir el agobio y acompañar a los
padres en un proceso que será largo y difícil.