Capítulo publicado el 04.12.18 en T13 Radio.

En un nuevo capítulo de “Réplica”, de T13 Radio, Daniel Mansuy conversó con Lorena Amaro Castro, crítica literaria y académica del Instituto de Estética UC, sobre su libro “La pose autobiográfica. Ensayos sobre narrativa chilena”, publicado por la Universidad Alberto Hurtado.

El título que escogió para esta recopilación de escritos tiene dos orígenes. Uno es la expresión que usa Silvia Molloy en un ensayo sobre las poses de fin de siglo para referirse a ciertas figuras culturales. Y la otra fuente de inspiración es el teórico belga Paul de Man, para quien la autobiografía es una figura retórica, la prosopopeya, que es dar voz a algo que no la tiene.

“Aunque pensemos que estamos diciendo la verdad sobre nosotros mismos, aunque tengamos una ilusión de transparencia, finalmente nunca se logra, porque la memoria es un impedimento, no es perfecta, porque el lenguaje tampoco es del todo transparente y porque siempre hay desfiguraciones y elementos que llevan a que la autobiografía tenga un carácter de ficción”, explica la crítica literaria.

Si bien no existe un origen claro, la teoría apunta a que el género autobiográfico ya existía en la antigüedad clásica. “Para algunos, San Agustín con sus Confesiones sería el texto inaugural, pero también hay otros teóricos que dicen que la primera autografía real sería Goethe, porque ahí se vinculan la conciencia individual con la histórica, donde el sujeto se cuenta a sí mismo en relación con su tiempo”, dice.

Es un tipo de escritura que sigue muy vigente, aunque ha ido adoptando nuevas formas, por ejemplo, la autoficción. Como tal, el término aparece en los años 70 y fue muy importante en Francia, donde siempre ha habido mucho interés por la subjetividad. Figuras representantes de ese género son Carrere o Knausgard.

Según Lorena Amaro, el auge de la escritura desde el yo tiene estrecha relación con la postmodernidad, donde se pone en cuestión lo epistemológico, “el qué podemos conocer y que no, qué es la verdad, el sujeto, el yo, queda todo en entredicho. Allí empieza a tener un lugar importante la autoficción, que hoy está entremedio de la autobiografía y la novela autobiográfica”, señala.

Durante la conversación también abordaron el protagonismo que tiene la infancia en la narrativa chilena. “La infancia y la genealogía son fundamentales. Remontarse a los padres, a los abuelos, contar la historia familiar es muy importante en la configuración del yo”, agrega.

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