Entrevista publicada el 16.12.18 en La Tercera.

Claudio Alvarado, director ejecutivo del Instituto de Estudios de la Sociedad: “Ha faltado mayor protagonismo de los laicos”

¿Ha faltado conducción de la Conferencia Episcopal?

Sí. Es de esperar que a medida que vayan concretándose los nuevos nombramientos el panorama mejore. Pero también ha faltado mayor protagonismo de los laicos. Denunciar los problemas es muy relevante, pero tanto o más es intentar hacerse parte de las soluciones.

¿Cuál ha sido el papel de los cardenales Ezzati y Errázuriz?

En general, habría ayudado una actitud más proactiva y autocrítica de nuestros obispos, pero me parece que la magnitud de la crisis destapada este año no se agota en esos nombres. Los laicos tenemos que hacernos una fuerte autocrítica en todo esto.

¿Toda la crisis está radicada en el tema de los abusos?

No. Ellos son un síntoma elocuente y dramático, pero que manifiesta problemas más profundos y de largo aliento.

Josefina Araos, investigadora del Instituto de Estudios de la Sociedad: “Errázuriz y Ezzati perdieron legitimidad”

¿Qué tiene que ocurrir para superar la crisis de la Iglesia Católica en Chile?

Se trata de un proceso, donde más que querer superar la crisis, primero hay que diagnosticarla y enfrentarla. Y con este libro intentamos contribuir a iniciar esa tan necesaria conversación.

¿Asumen el rol de la jerarquía de la Iglesia? Los cardenales Ricardo Ezzati y Francisco Javier Errázuriz han recibido críticas, pero también lo han hecho otros prelados…

Es una crisis institucional y superarla exige que sus autoridades cuenten con legitimidad, algo que perdieron por completo el arzobispo Ricardo Ezzati y el cardenal Francisco Javier Errázuriz. La situación actual es muy crítica. No solo hay que hacerse cargo de la tragedia de los casos de abuso denunciados, sino que aquellos que debían cumplir un papel importante en ese proceso parecen estar involucrados de una u otra manera con ellos.

Y en el resto de los obispos, ¿a faltado liderazgo?

Me parece que ha fallado toda la jerarquía de la Iglesia. Hay personas concretas que, en un trabajo silencioso, han tratado de hacer algo desde adentro con los casos de abusos, pero queda la sensación de que todas las autoridades fracasaron.

¿Piensa que la crisis de la Iglesia está radicada solamente en los abusos?

Es una expresión importante de ella, porque el abuso es una traición especialmente profunda de la misión y vocación de la Iglesia. No creo que las dificultades de la Iglesia residan exclusivamente en ese campo, aunque éste tenga un protagonismo evidente. A la Iglesia le ha costado relacionarse con los tiempos que corren.

¿Qué recuerda usted, especialmente, de la visita del Papa Francisco en enero?

La visita a la cárcel de mujeres, por la visibilidad que dio a un espacio donde residen las personas más marginadas de nuestra sociedad. Fue también clave el apoyo a Barros en Iquique, un momento muy doloroso y en el que más de alguno pensó que se venía abajo la visita, pero ese episodio gatilló la decisión del Papa de iniciar el trabajo de Scicluna e invitar a las víctimas de Karadima al Vaticano.

Joaquín García-Huidobro, académico de la Universidad de los Andes: “No se resuelve cambiando un par de personas”

¿Cree que una de las “piedras de tope” para que se resuelva la crisis son los cardenales Ezzati y Errázuriz?

Habría que ser ingenuo para pensar que una crisis como ésta se resuelve cambiando a un par de personas, como si ellas fueran la encarnación de todos los males. Eso sería una forma de pensamiento mágico.

¿Piensa que la crisis está radicada en los abusos?

Los abusos son gravísimos, pero la mayoría de los católicos de a pie ni los hemos cometido, ni los hemos encubierto, ni los hemos sufrido. Sin embargo, basta con abrir cualquier página del Evangelio para darnos cuenta de que gran parte de nosotros no somos ningún modelo de nada. Lo esencial de la crisis reside en que no hemos puesto en nuestras vidas lo que debería ser esencial: Jesús. Y cuando uno se descentra no puede extrañarse de que sobrevenga todo tipo de males. Los abusos son uno de ellos.

¿Cuál fue un momento clave de la visita del Papa?

Su visita a la cárcel de mujeres. Esas presas sí que estaban preparadas para escuchar al Papa. No se sentían “buenas”. El cristianismo es un mensaje de redención y la primera condición para recibirlo es la conciencia de que lo necesitamos.