En unas nuevas Lecturas de Fondo, Sol Serrano, académica de la Universidad Católica y la primera mujer en recibir el Premio Nacional de Historia, visitó el IES para conversar sobre su libro “El liceo. Relato. Memoria. Política”.

En este ensayo, la historiadora aborda los años de esplendor del liceo (1930 – 1960) y describe cómo esta institución llevó a los estudiantes chilenos a ser protagonistas de su tiempo.

“En los años 30 el liceo se transforma en un sistema en sí mismo. Sin embargo, no pierde nunca su sentido original de formación del ciudadano. Al contrario, se refuerza. No es una educación para la democracia, sino una educación democrática”, comentó Sol Serrano durante la conversación guiada por Joaquín Castillo, subdirector del IES.

De esta manera, la educación adquirió un carácter de base común compartida por una sociedad, también presente en el republicanismo antiguo. “Pasó a cumplir ese rol fundamental de cómo generar la unidad ante la fragmentación”, agregó.

Dicha transformación política y social se vivió intensamente dentro de la sala de clases, en opinión de Serrano: “los liceanos en ese período viven una interpretación de la historia de Chile en todo lo que hacen, y no sólo en los contenidos que estudian, también en sus rituales”, dijo.

Sin embargo, los liceos en los años 30 solo educaban a un 14% de los jóvenes en edad de estudiar, cifra que ascendió a 36% hacia los 60. “La educación pública no cambió la composición social. No hubo una institución más elitista que el liceo. Esta idea del liceo como igualdad y democratización no es cierta. Como creador de una cultura democrática sí lo fundamento”, sostuvo.

En su libro la académica también relata cómo a partir de los años 70 el liceo y su relato entra en crisis, “pues no podía asegurar a un número de estudiantes cada vez mayor su ingreso a la educación”, lo que generó movilizaciones. “Liceanos y liceanas salieron a la calle, y su impresionante poder de convocatoria fue el indicio de que se habían convertido en sujetos históricos, en actores políticos por derecho propio”, agrega.

Ese esplendor, lamentó la historiadora, fue decayendo hasta perderse por completo. Algo que a su juicio es urgente recuperar, “porque el liceo es de los pocos espacios comunes que tenemos. Es una identidad nacional y produjo un ideario de pertenencia y creo que eso lo perdimos. El error del gobierno anterior fue empezar esta reforma por donde la empezó y no poner todas las fichas en la educación pública”, afirmó.