Capítulo publicado el 21.11.18 en T13 Radio.

En un nuevo capítulo de “Réplica”, de T13 Radio, Daniel Mansuy conversó con Roberto Careaga, periodista y autor de La poesía terminó conmigo: vida de Rodrigo Lira (Ediciones UDP). Es la primera biografía de este poeta vanguardista y diagnosticado de esquizofrenia, del cual no se ha escrito demasiado.

Rodrigo Lira (1949-1981) no destacó en vida. Es más, uno de los desafíos de Careaga fue reconstruir su historia a través de entrevistas a familiares y amigos. Sin mucha documentación, siguió las pistas perdidas de este excéntrico poeta que fue compañero de colegio de Sebastián Piñera en el Verbo Divino, cercano a Nicanor Parra y Enrique Lihn, y que pocos días antes de suicidarse en su cumpleaños número 32 participó en el programa “Cuanto vale el show”, donde ganó $2.000 de la época por su dramatización de un fragmento de la tragedia Otelo de Shakespeare.

Sin embargo, hoy es una figura reconocida en la literatura chilena, En sus textos abunda el uso de la ironía, el humor negro y la experimentación con el lenguaje. “La historia de Rodrigo Lira es de leyenda y de un poeta de culto. Su relato es un mito: el loco del pedagógico sobre el cual había que trabajar en base a entrevistas, porque no hay muchos artículos académicos ni una biografía. Fue fundamental lo que él cuenta en sus poemas, porque recurre frecuentemente a su vida, lo que permite encontrar algunas pistas y punteos vitales”, comentó Careaga.

Lo que Lira hacía incluso era un misterio para su familia, con quienes tenía una relación tensa, pese a que siempre lo mantuvieron económicamente. “Rodrigo fue de esa generación que quiebra con el orden general de la sociedad occidental. Es hippie, está en la toma de la Universidad Católica en el 67, tiene el aliento de Nicanor Parra, y esa es su poesía, completamente rupturista, y su familia estaba en un mundo cultural, pero muy tradicional, y ahí chocaron y nunca lograron realmente entenderse”, detalló el periodista.

Lira pertenecía a la elite. “En rigor, a Rodrigo nunca se le quitó ese tono de lolo bien, una forma de hablar medio cuica de chico del Tavelli de los 60 y 70”, contó Careaga, aunque se relacionaba con todas las clases sociales. “Estaba en todos los niveles y tenía mucha información cultural”, agregó.

Una clave para leer a este personaje es su actitud política cercana al anarquismo. “El rótulo anarquista opera bien, aunque nunca lo fue explícitamente. Sus amigos eran del MAPU y apoyó a la UP, pero se desencantó rápidamente. Siempre tuvo aversión a cualquier organización. Nunca pudo lidiar con la jerarquía. En sus poemas da cuenta de su malestar social, y encuentra en el sarcasmo radical una vía para hacer su protesta”, dijo Careaga.

Precisa que muchas cosas nunca las tomó en serio. “Su poesía es un poco eso, una manera de desarmar discursos, dispararle a los poetas, entablar diálogos que eran inesperados. Esa es su característica, siempre estaba donde no debía estar, el que hace la pregunta más rara e incómoda, el que llega sin que lo inviten”, describió.

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