El Director Ejecutivo del IES, Alejandro Fernández, fue entrevistado por el diario electrónico El Muro a propósito de la celebración de los 10 años de la institución.

A continuación, reproducimos íntegramente la entrevista.

Captura de pantalla 2017-01-26 a la(s) 15.44.14Una semana plagada de actividades tuvieron en el Instituto de Estudios de la Sociedad (IES). Todo, para celebrar una década de funcionamiento de uno de los centros de pensamiento que más influencia ha estado generando en el último tiempo.

Para conmemorar la década, el IES invitó al país al destacado antropólogo y filósofo francés Marcel Hénaff, autor, entre otros, de los libros La ciudad que viene y El precio de la verdad.

Encabezando estas celebraciones estuvo Alejandro Fernández, director ejecutivo del IES. El abogado, en conversación con El Muro, revisa el momento que vive el cada vez más influyente centro de estudios.

-¿En qué momento se encuentra hoy el IES? 

-Nos encontramos en un momento de consolidación institucional. Por supuesto, nuestra idea es seguir creciendo y aumentando nuestro impacto, pero después de 10 años de existencia podemos decir con orgullo que el IES ya es un centro de estudios con un sello distintivo, con una nutrida agenda de publicaciones, y con un equipo de investigadores multidisciplinario y cada vez más influyente.

-Desde su nacimiento, el foco del IES son los temas públicos. ¿Cuáles diría que son esos temas públicos que generan más atención y que resultan más desafiantes de abordar? 

-El IES busca comprender los problemas humanos y sociales en toda su complejidad, y eso explica no sólo nuestro énfasis en las humanidades y las ciencias sociales, sino también los variados temas que nos interesan: familia, educación, cohesión social, subsidiariedad, debate constitucional, entre otros. Quizás los asuntos más complejos y desafiantes hoy sean el déficit de legitimidad que experimenta nuestro sistema político y las tensiones inherentes al proceso de modernización experimentado por Chile durante las últimas décadas.

-¿Destacaría un aporte específico y especialmente significativo del IES en estos 10 años de existencia? 

-Probablemente nuestro principal aporte haya sido el hacer ver que las ideas tienen consecuencias y, por ende, que un debate de calidad exige una preocupación constante por los fundamentos políticos y morales de la discusión pública. Las políticas públicas y la rigurosidad técnica sin duda son importantes, pero ellas siempre se subordinan a orientaciones y discursos más hondos, ubicados en el plano de la justicia. Ayudar a advertir la relevancia de esto ha sido una de nuestras mayores contribuciones.

Línea delgada

-¿Resulta erróneo definir al IES como un centro de pensamiento ligado a la centroderecha?

-Es erróneo si con eso se entiende que existe un vínculo directo a los partidos políticos. Por supuesto el IES no es neutral, pero sí independiente, porque creemos que la independencia es fundamental para ser un auténtico centro de estudio. Por lo demás, al interior del IES conviven diversas miradas y tradiciones. Algunos investigadores se sienten más cercanos al liberalismo conservador, otros al socialcristianismo, etc. Es parte de nuestra riqueza y del aporte que intentamos hacer como centro de estudios.

-El caso es que diversos dirigentes de centroderecha buscan en el IES colaboración para el desarrollo de sus propuestas programáticas. ¿Resulta complejo mantener distancia y enfocarse, en muchas ocasiones, de manera crítica a propuestas e ideas que se plantean desde la dirigencia política de la centroderecha?

-La línea siempre es delgada, pero hasta ahora hemos podido manejarlo sin demasiada dificultad. En parte, se debe a la misma diversidad que aludí antes: los aportes más políticos y coyunturales de nuestros investigadores siempre se realizan a título personal. Por otro lado, a nosotros nos gusta que los miembros del IES vayan influyendo en sus respectivos campos y temas de interés, y dado que aquí se respira un ethos común, confiamos en que esa influencia siempre vaya de la mano del sello que caracteriza al IES.

-¿Destacaría un centro de estudio que esté más ligado en el mundo de la centroizquierda y que esté desarrollando un trabajo interesante? 

-Quizás lo más interesante de ese mundo como institución, más allá de las obvias diferencias que existen con nosotros, sea el trabajo que viene realizando Nodo XXI. Además, es indudable la influencia que han tenido Fernando Atria y sus discípulos. Por último, no puedo dejar de mencionar a Oscar Landerretche, cuyo último libro debiera servir de norte a los sectores más moderados de la izquierda chilena.

-¿Por qué cree que el IES ha logrado posicionarse como referente en materias públicas? ¿Cuál ha sido la clave de esta credibilidad?

-Pienso que los frutos que se ven hoy responden a un trabajo serio y riguroso de muchos años. Para ello ayuda tener un equipo de excelencia, con varios investigadores que han ido adquiriendo protagonismo gracias a ese mismo trabajo, y otros más jóvenes que lo irán adquiriendo a medida que pase el tiempo. El IES es una verdadera comunidad académica de influencia pública, en la que todos ayudan a revisar y enriquecer el trabajo de los demás. Y a todo eso se agrega el énfasis en tener publicaciones y libros propios, lo que también ayuda a subir el nivel. Quien lea los libros de Daniel Mansuy, Pablo Ortúzar o Claudio Alvarado podrá estar más o menos de acuerdo, pero se encontrará con textos bien argumentados, y abiertos a tomarse en serio las posiciones de quienes piensan distinto. Todo eso ayuda a ganar prestigio y credibilidad.

-¿Cómo ve lo que sucede hoy con los otros centros de estudios, como Libertad o Libertad y Desarrollo? ¿Les ha jugado en contra la vinculación tan explícita con los dos grandes partidos de la centroderecha?

-Esa es una respuesta que tendrían que dar ellos, pero probablemente ese mayor o menor vínculo dependerá del rol que se quiera jugar. En un país son necesarios tantos los centros dedicados a las políticas públicas y al área legislativa, como también aquellas instituciones orientadas más al debate de las ideas políticas. Ahora bien, es indudable que el Chile de los últimos años no es el mismo que el de comienzos de los 90, y eso obliga a todos los centros de estudios a estar a la altura de lo que nuestro país demanda en la actualidad.

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