Columna publicada en diario La Segunda, 24.04.13

 

La discusión en torno al AVP, que acaba de ser aprobado por la Comisión de Constitución delSenado, se ha centrado en la pregunta sobre la necesidad por parte de las parejas del mismo sexo de legalizar su situación, y lo que esto supondría para un futuro reconocimiento del “matrimonio” homosexual. Lo notable, sin embargo, es lo mucho que ha cambiado la discusión en este tema. ¿Cómo es que la idea de ampliar el matrimonio a parejas del mismo sexo, impensable décadas atrás, se volvió hoy defendible públicamente?

Lo que hace pensable el “matrimonio” homosexual ha sido la transformación de la concepción del matrimonio mismo. Este, hoy en día, es entendido por muchísimas parejas heterosexuales como un mero certificado de amor. Y este amor es concebido principalmente comopasión, como atracción por otro, vinculando entonces matrimonio y pasión de tal modo que, cuando mengua la segunda, se entiende que acaba el primero. Pero, si la institución matrimonial se funda solamente en los lazos pasionales, ¿qué impide la unión de dos personas del mismo sexo que se aman? La pasión iguala. Y por lo mismo, toda restricción se entiendecomo arbitraria, y como motivada no por el orden intrínseco de la institución, sino por una animadversión contra quienes desearían ampliarla.

Frente a esta concepción de matrimonio, la pregunta obvia es: ¿Por qué el Estado debería dedicarse a entregar estos certificados de amor pasional? El amor, como la amistad, puede ser importante, pero no parece ser deltipo de cosas a las que el Estado puede aportar ni regular.

El foco excesivo en el factor emotivo deja de lado aspectos fundamentalesdel matrimonio que explican su relevancia social, como la complementariedad sexual con miras a un fin procreativo. El matrimonio, por cierto, implica más que eso; es fundamental también el compromiso y ayuda entre los cónyuges. Pero, en el fondo, el interés del Derecho se fundamenta en la filiación. Un niño necesita ser criado en un espacio donde se vele mejor por sus intereses, y ese espacio lo ofrece la unión estable del padre y la madre que lo generan biológicamente. La definición legal del matrimonio es una consecuencia de esta concepción.

Visto así, el debate de fondo sobre el “matrimonio” homosexual parece ser más bien un debate sobre el matrimonio en sí mismo, su fundamento y su sentido, que lo convierten en una institución primordial para el orden social, y que por ello requiere protección. Y es esta discusión la que parece estar ausente hoy en el debate público.