En una sociedad democrática y pluralista, ¿es un avance o un retroceso contar con una institución que regule y sancione a nuestros medios de comunicación? ¿Cuál es el límite entre eso y la censura? En un coloquio abierto realizado el pasado lunes 25 de abril en el Instituto de Estudios de la Sociedad (IES), el Presidente del Consejo Nacional de Televisión,Sr. Herman Chadwick Piñera, respondió éstas y otras preguntas frente a un grupo de universitarios y profesionales jóvenes. Cómo funciona el CNTV, cuáles son las razones para regular la televisión y qué impacto tiene esto en la ciudadanía fueron, entre otros, los temas que marcaron el encuentro.

“Los países donde no se regula la televisión son, por lo general, países bajo regímenes dictatoriales. Es muy raro que un país democrático no tenga un control de su televisión”, afirmó Chadwick al principio de su exposición, igualando el caso chileno al de la mayoría de los países europeos. En dictadura, explicó, la regulación es reemplazada por la censura a priori, mientras que, en democracia, la regulación es a posteriori. Tras señalar que el consejo no tiene las facultades para intervenir la programación de los canales sino sólo para realizar un control ex post, el abogado se extendió sobre las nociones de libertad de expresión y censura, y explicó que la regulación apunta, justamente, a potenciar a los canales de televisión. “La labor del CNTV consiste en posibilitar la libertad de expresión de los canales de televisión resguardando, al mismo tiempo, ciertos derechos de las personas”, dijo.

Y agregó: “El CNTV está muy lejos de ser una entidad de censura (…) La libertad de expresión es un derecho que debe ser regulado”.

La influencia de la televisión en la sociedad y en la identidad nacional es una de las grandes razones para destinar recursos a la regulación de lo que se transmite. “La gran trascendencia de la televisión en Chile y en el mundo es que la gente le cree todo. La televisión crea ídolos y también causa perjuicios muchas veces irreparables”, apuntó Chadwick, quien luego destacó el rol de los ciudadanos en la calidad de los programas que llegan a los hogares a través de la señal abierta y del cable: “Es importante que el CNTV sea el Sernac de la televisión chilena”.

La dignidad de las personas, el pluralismo, la paz, la democracia y la formación tanto espiritual como intelectual de la juventud son, según el abogado, algunos de los valores que debieran orientar el ejercicio de la libertad de expresión de los canales de televisión.

Aun cuando sus últimas sanciones fueron motivo de polémica, Chadwick afirma contar con el apoyo de la ciudadanía. Las cifras lo respaldan: en su última encuesta, realizada en 2008, un 96,1% de los encuestados se manifestó a favor de la regulación de la señal abierta, y un 88% expresó lo mismo en cuanto a las estaciones del cable.

“Los twitteros se podrán reír de mí y del resto de los consejeros, pero el hecho es que el 96,1% de los chilenos quiere que se regule la televisión”, concluyó Chadwick.

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