Columna publicada en El Líbero, 21.11.2017

Los resultados de la primera vuelta presidencial fueron sorprendentes en varios sentidos: Sebastián Piñera sacó un porcentaje menor al esperado, Beatriz Sánchez estuvo cerca de pasar a segunda vuelta y el peleado cuarto lugar quedó finalmente para José Antonio Kast. Fotografía muy distinta a la que exhibieron previamente las principales encuestas del país.

Abundan hoy los análisis que buscan explicar qué pasó con las dos primeras mayorías, pero no podemos dejar de lado lo ocurrido con los otros candidatos, ya que ilustran en gran medida las nuevas configuraciones del escenario político.

Primero que todo, la irrupción del Frente Amplio. Para ser un conglomerado que se formó como tal este año (su fundación como coalición política fue el 21 de enero de 2017), logró una presencia política importante. El aumento de votos desde la primaria hasta la elección de ayer (estuvo a 160.000 votos de pasar a la segunda vuelta) es muestra evidente de que tiene una gran oportunidad de seguir creciendo. Y si consideramos que Beatriz Sánchez no es su mejor carta, es factible pensar que en una próxima elección presidencial, con Jackson o Boric, su participación será aun más grande y competitiva.

El principal obstáculo que se avizora para el Frente Amplio es resistir los próximos cuatro años, ya que así como han articulado una alternativa electoral en muy poco tiempo, han enfrentado también grandes discusiones y rivalidades internas. Esto no sorprende, porque las facciones son aquello que más debilita a este tipo de conglomerados.

En otros resultados, el tan apetecido cuarto lugar se lo llevó finalmente José Antonio Kast, a pesar de que muchos esperaban ver una opción de izquierda o centroizquierda (el más evidente, MEO, que pareció apuntando a ello durante los últimos meses de campaña). Puede ocurrir que Sebastián Piñera no le hable al electorado de Kast en segunda vuelta, sino que trate de hablarle al centro, lo que claramente sería un error. Después de todo, ha habido una participación sistemática de candidaturas con un discurso más conservador: primero fue el ex alcalde Ossandón en las primarias y ahora Kast en primera vuelta. No se puede asegurar que ambos representen un mismo fenómeno, ni tampoco se puede reducir a un mero conservadurismo; sin embargo, en ambos casos la masa electoral no fue despreciable (más de 522.000 votos en la elección de este fin de semana), lo que significa un mensaje contundente hacia la candidatura de derecha.

Así las cosas, si Piñera es electo Presidente, tendrá la tarea de entender a estas nuevas corrientes en su sector, de saber si acaso representan a uno o más mundos y de qué forma pueden integrarse a su gobierno.

Finalmente, llama la atención el debilitamiento del llamado centro político. La Democracia Cristiana bordeó la irrelevancia, sacando sólo un poco más que Marco Enríquez-Ominami. Su campaña miraba hacia el liderazgo de los años 90, lo que dice mucho respecto de lo que está ocurriendo con ese partido. Pareciera que a la DC le falta preguntarse por su identidad y replantear sus alianzas (o si quieren alguna), y emprender un camino que sea coherente con su historia. Esto no significa que la colectividad de Frei Montalva deba anclarse para siempre en su pasado, pero asumir por inercia que debe pertenecer al conglomerado de centroizquierda, sin importar cuán de izquierda sea, hace cada vez más difusa la alternativa del centro. Sea como sea, el partido de Carolina Goic debiera preguntarse qué les está pasando y por qué en Chile no hubo espacio para ellos en la última elección. Y eso requiere una reflexión que va mucho más lejos que los golpes que empezaron inmediatamente al día siguiente de la debacle electoral, y que tuvieron como broche de oro la petición de la cabeza de Goic por parte de la disidencia del partido.

Lo que viene para todos es un análisis que preste más atención a las sorpresas y no se quede sólo con las líneas generales. Después de todo, estamos ante un escenario donde el centro está desapareciendo y nuevos grupos están surgiendo en ambos lados del espectro. Lo que esto signifique para las dos candidaturas que pasaron a segunda vuelta, eso ya es otra historia.

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