La enseñanza de la mano de grandes filósofos como Aristóteles, Platón, Tomás de Aquino, Tocqueville, San Agustín y Nietzche fue parte primordial del decimonoveno encuentro entre profesores de la Universidad de los Andes y profesores de filosofía de diferentes centros educacionales. Durante la actividad, en la que participaron los profesores: Jorge Mittelman, Joaquín García Huidobro, Antonio Amado, Manfred Svensson y  Daniel Mansuy, se llamó a los profesores a “despertar el alma de filosofar”, y a “tomar el rol como maestro de demostrarle a los alumnos que existe algo de lo que hay que sorprenderse”.

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Daniel Mansuy, Director Ejecutivo del IES, habló sobre el modo en que Alexis de Tocqueville podría ayudarnos a enseñar filosofía. Las preguntas que se planteó fueron: ¿por qué es interesante enseñar con Tocqueville? Y, ¿por qué es difícil enseñar filosofía en tiempos democráticos? Mansuy explicó cómo el pensamiento de este filósofo podría contribuir en la enseñanza: “Tocqueville permite ver una dificultad central en la enseñanza dentro de la sociedad democrática”, pues “con Tocqueville podemos comprender el fenómeno de la opinión dominante—propio de las sociedades democráticas—, que es una barrera para la enseñanza de la filosofía”.

Además, puntualizó, la idea misma de igualdad como principio generador de la democracia, entra en tensión con el concepto de transmisión. La idea de igualdad nos hace difícil admitir que otro pueda transmitirnos algo interesante, porque eso puede suponer cierto tipo de jerarquía. Dicho de otro modo, “el lugar del profesor, y sobre todo del profesor de filosofía, es particularmente inconfortable en una sociedad democrática”.

 “Mientras más pese la opinión, más difícil será enseñar filosofía”

Mansuy dio a conocer la importancia de los profesores en la formación de los alumnos, especialmente en ayudarlos a que puedan ir más allá de las opiniones dominantes. Sobre este último punto, el Director Ejecutivo del IES, afirmó que, en una democracia moderna, es muy importante conocer el fenómeno de la opinión dominante, para poder tener cierta independencia de ella.